La gangrena es una de las complicaciones más graves que pueden afectar las extremidades inferiores, y representa una urgencia médica de primer orden. Se produce cuando el tejido de una parte del cuerpo muere debido a una interrupción del flujo sanguíneo o como consecuencia de una infección bacteriana severa. Si bien puede presentarse en distintas zonas del cuerpo, las más vulnerables son los pies y las manos, especialmente en personas con patologías vasculares previas.
¿Qué causa la gangrena?
Entre los principales factores desencadenantes de esta condición encontramos:
- Enfermedades vasculares: La enfermedad arterial periférica (EAP) reduce el suministro de sangre a las extremidades, generando una situación de isquemia que puede derivar en gangrena. La aterosclerosis, donde las arterias se estrechan o bloquean por acumulación de placas, es una de las causas más frecuentes.
 - Diabetes: Los pacientes diabéticos presentan un riesgo significativamente mayor. La combinación de neuropatía periférica, que dificulta la percepción del dolor o las heridas, con problemas circulatorios, crea el terreno perfecto para que una úlcera evolucione sin que el paciente lo advierta, hasta convertirse en una gangrena.
 - Infecciones: Ciertas infecciones bacterianas, como las provocadas por Clostridium perfringens, pueden desencadenar una forma muy agresiva conocida como gangrena gaseosa. Estas infecciones suelen desarrollarse en heridas profundas o contaminadas, si no se tratan con rapidez.
 Traumatismos graves: Lesiones como fracturas abiertas o quemaduras por congelación también pueden comprometer el aporte sanguíneo, favoreciendo el desarrollo de necrosis tisular. - Tabaquismo: Fumar provoca un estrechamiento progresivo de los vasos sanguíneos, dificultando el flujo adecuado hacia las extremidades y acelerando la progresión de la enfermedad vascular.
 
¿Cuáles son los signos de alarma?
Los síntomas varían dependiendo del tipo de gangrena y su extensión, pero hay algunos signos que deben ponernos en alerta:
- Cambios en el color de la piel, especialmente si se vuelve negra, azulada o morada.
 - Dolor intenso e insoportable, que muchas veces obliga al paciente a dormir sentado o a colgar la pierna fuera de la cama para aliviar la presión.
 - Inflamación acompañada de un olor fétido, en los casos donde hay infección activa.
 - Entumecimiento progresivo, señal de que los nervios en la zona también han muerto.
 - Fiebre, confusión o decaimiento generalizado, síntomas típicos cuando la infección se disemina al resto del cuerpo, lo que se conoce como sepsis.
 
La detección precoz y el tratamiento urgente de la gangrena son esenciales para evitar complicaciones mayores, incluidas las amputaciones.
Hay que tomar decisiones rápidas ya que la gangrena es una situación que nos puede costar la vida, o la extremidad. Asegúrese de consultar al especialista más adecuado