Revascularización de extremidades

  • La isquemia crítica de las extremidades puede causar dolor en reposo, úlceras, cambios en la temperatura de la piel y dificultad para caminar. Para diagnosticarla, se realizan estudios como la angiografía, que permite ver el flujo sanguíneo y detectar obstrucciones.
  • En fases iniciales, se puede mejorar con cambios en el estilo de vida: dejar de fumar, controlar la diabetes y mantener actividad física. También se pueden usar medicamentos que favorecen la circulación y evitan coágulos. Controlar los factores de riesgo es esencial para frenar la enfermedad.
  • Si la enfermedad avanza, se requieren tratamientos más complejos. Los procedimientos endovasculares, como la angioplastia o los stents, ayudan a restablecer el flujo sanguíneo y tienen recuperación más rápida que la cirugía abierta. En casos graves, la cirugía de revascularización (bypass) puede ser la única opción para salvar la extremidad; este procedimiento requiere un cirujano vascular con experiencia, especialmente si se realiza por debajo de la rodilla.
  • Después de cualquier tratamiento, es clave el seguimiento médico para evaluar resultados y prevenir complicaciones. Además, los cambios en el estilo de vida y la rehabilitación ayudan a recuperar la funcionalidad y la calidad de vida.